miércoles, 4 de noviembre de 2009

En tus pupilas

Hace unos domingos hablaba con Vero de canciones que no escuchábamos hace tiempo y nos encantaban, de cuando eramos niñas y tambien esas que nos recordaban momentos específicos. De casualidad encontramos un especial en VH1 de One hit singers... ¡Cómo nos reímos recordando tantas cosas!.

Llegó un momento en que ella dijo que le encataba esa canción de Shakira que empezaba con ella hablando francés y yo tuve una laguna mental... jodida! Recordaba que yo había escuchado mucho esa canción alguna vez, pero no podía recordar la letra ni la melodía ni el título de la canción, sin embargo si recordaba a que canción se refería. Recordaba que me gustaba mucho pero nada más que eso.

Me quedé hasta ayer tratando de recordar la canción y pensando ¿Por qué no la recuerdo?,pero en el transcurrir del día tenía tantas cosas que hacer que no pude buscarla y la tuve hasta hoy que por fin la encontré.




¡Que bonita era la sensación que invadía mi cuerpo! Me echaba en  mi cama  mirando alrededor, recordaba que todo se veía iluminado, no puedo decir si era que había sol o era yo la que se sentía brillar, pero para mi todo era clarito; me echaba para ver si se nivelaba todo lo que sentía en el pecho, para ver si todo mi cuerpo disfrutaba del gusto de imaginar cuanto me gustaba tocarlo, olerlo, verlo junto a mi... imaginar el momento en que podría  mirar cada conmisura de su cuerpo y por fin acabar con la necesidad de tocarlo, para saber si de verdad se sentía como yo creía, tenía una curiosidad casi infantil.

Puro regocijo entre mis sábanas.

Era como si  hubiera encontrado la forma de escuchar con las manos a través de la piel y bajo esa premisa nunca podría saber que piensa y siente si no lo tocaba; así que mi deber era tocar... tocar, tocar y descubrir, me daba  loca ternura, como esa que inspiran los niños cuando uno les hace una mueca y se rien sin que uno sepa bien porque, pero igual lo haces porque su respuesta simple te dice más que cualquier palabra.

Así pensaba yo en tocarlo y divertirme con lo que fuera que hiciese, pero sólo con él... mi descubrimiento no tenía sentido en otra piel; no sé bien porque era eso... creo que era una cuestión de conexión, de esas que brillan cuando aprendes a abrir el corazón porque sabes que no van a hacerte daño. Me moría de la risa de pensar que él iba a ser mi complice en la cantidad de travesuras que se me ocurrían.

Yo no había sentido nunca eso, había tenido unas cuantas experiencias y un par de novios que me habian hecho sentir que era una indecente (de hecho en algun sentido medio ofensivo...) y por ende, mi impulso por querer seguir mirándolos se iba extinguiendo.

Pero con él no, yo cantaba y pensaba que él me hacía sentir que la humanidad de las personas era hermosa, dejé de entender porque las personas se enfocaban sólo en los defectos, de hecho empecé a ver eso que llaman "defectos" como cosas que hacen peculiares a las personas, para mi defectos eran cosas más grandes.

Sentía que nada era imposible, que nada estaba mal en pensar y sentir de la forma en que lo hacía, pensaba que si la divinidad existía esta era precisamente la forma en que hubiese deseado que nos sintieramos, pensaba que son los hombres los que tergiversan el sentido de "hacerle el amor" a alguien, pensaba en mi sexualidad como la forma más sublime de expresar todo lo que sentía en el alma.

¿Qué otra forma de expresar amor a mi pareja podría haber si no es a través de mi propio cuerpo? ¿No es acaso mi existencia en el mundo puramente física? ¿De que otra forma podía mi alma decir lo que pasaba por ella si no era utilizando su único instrumento?

Mi sentir y mi actuar tenía total sentido, estaba feliz de poder sentirme así con una sola persona; creo que nunca se me pasó por la mente entender la monogamia como una pérdida de libertad, todo lo contrario, me había abierto una cantidad de puertas en las que yo aprendía a ser libre y era inmensamente feliz.
Estar enamorada era lo más maravilloso que me había pasado en la vida.
Miraba por mi ventana a la calle y pensaba que esperaba con ansias el momento en que recostara su cabeza en mi piernas para jugar con su cabello, mirar su cara, simplemente pasar mis manos sobre él y querer besarlo, me encantaba hacer esas cosas.

Entendií el amor desde la inocencia de conocerlo por primera vez, yo creía haber amado antes, pero me había equivocado... a este señor lo amaba en serio, con cada parte de mi cuerpo, con el alma y con todo lo que puedas imaginar, existiese o no.

Bastaba con pensar en el para sentir que era poseedora de un sentimiento infinito, algo más grande que yo que brotaba por mi poros y me hacía sentir poderosa, tenía el poder de entregar un amor que para mi no tenía fin. Era mio y yo se lo entregaba cada vez que pudiera porque sentía que no iba a acabarse nunca; cuando uno tiene tanto no tiene sentido guardar nada

Lo amaba porque era ordinariamente divertido, cuidadoso cuando me tocaba, buen profesor (jajajajaja), niño tonto y dulce, hombrecito metódico, paciente amante, amoroso compañero, creativamente entretenido; pero por sobre todo lo que más me gustaba es que me hacía sentir todos los días que era una parte especial en su vida.

Con él yo encontré la forma en que quiero amar y ser amada, encontré en alguien lo que no encontraba en ninguna otra persona en el mundo.

Pero una vez que uno encuentra lo que quiere es muy dificil que quiera cambiarlo por otra cosa, por lo menos para mi es inmensamente dificil.

Nuestro tiempo fue fugaz y yo me sentí como si tuviese que cargar el infinito en una mano. Todo el infinito y nadie con quien compartirlo.

Creo que en el tiempo me hizo mucho daño recordar que había estado tan enamorada y que todo  se había terminado, escuchar la cancioncita me daba ganas de llorar y por eso decidí no escucharla más. Es dificil recordar tanto amor y sentir que se quedó sostenido en algún limbo lejano.

Ahora que la escuché y  todavía recuerdo lo feliz que era mientras la cantaba, pero ya no quiero recordar el hecho de la separación porque no es algo que haga que mi alma se sienta tranquila (Comó en el poema de Neruda "Mi alma no se contenta con haberla perdido"), siento que no me sirve para nada más que para ponerme triste y eso no hace justicia a lo que uno aprende con el amor, no le hace justicia al amor que yo tenía, al que construimos con besos y mucho cuidado. Prefiero recordar que alguna vez me enamoré, que en el camino descubrí el amor infinito.

Ahora se que dentro de mi existe la posibilidad de amar pensando más allá de mi misma.

Ahora ese es mi recuerdo.

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