lunes, 28 de noviembre de 2011

Y en la búsqueda...

La trama y el desenlace by Jorge Drexler on Grooveshark

De estructura para mi trabajo final de este año encontré este poema de Neruda (Que siempre me salva, siempre me consuela). Esto de ir y venir en ideas me tienen un poco impaciente, supongo que esto también es parte de ir armando la trama.

Armar mi propia estructura viene siendo todo un desafío, sobre todo por todas esas voces que a uno siempre le aparecen. Tengo miedo, pero parece que no soy la única.

Poco a poco creo que estoy armando el mapa. Creo... hay que creer para llegar.

Let's see how we get there.


MUCHOS SOMOS

DE tantos hombres que soy, que somos,
no puedo encontrar a ninguno:
se me pierden bajo la ropa,
se fueron a otra ciudad.

Cuando todo está preparado
para mostrarme inteligente
el tonto que llevo escondido
se toma la palabra en mi boca.

Otras veces me duermo en medio
de la sociedad distinguida
y cuando busco en mí al valiente,
un cobarde que no conozco
corre a tomar con mi esqueleto
mil deliciosas precauciones.

Cuando arde una casa estimada
en vez del bombero que llamo
se precipita el incendiario
y ése soy yo. No tengo arreglo.
Qué debo hacer para escogerme?

Cómo puedo rehabilitarme?
Todos los libros que leo
celebran héroes refulgentes
siempre seguros de sí mismos:
me muero de envidia por ellos,
en los filmes de vientos y balas
me quedo envidiando al jinete,
me quedo admirando al caballo.

Pero cuando pido al intrépido
me sale el viejo perezoso,
y así yo no sé quién soy,
no sé cuántos soy o seremos.
Me gustaría tocar un timbre
y sacar el mí verdadero
porque si yo me necesito
no debo desaparecerme.

Mientras escribo estoy ausente
y cuando vuelvo ya he partido:
voy a ver si a las otras gentes
les pasa lo que a mí me pasa,
si son tantos como soy yo,
si se parecen a sí mismos
y cuando lo haya averiguado
voy a aprender tan bien las cosas
que para explicar mis problemas
les hablaré de geografía.

martes, 8 de noviembre de 2011


Hace días que he querido escribirlo y me detengo a pensar las cosas que debería decir; mientras hago la enumeración me doy cuenta que de nuevo estoy volando y no quiero detenerme; así que no escribo, sólo deseo, deseo intensamente.

Deseo enamorarme, deseo tenerlo en mi cama y cantarle para que duerma. Deseo que se enamore y me lleve a su casa a tomar el té, que me traiga galletas con helado sólo para mi. Deseo mirarlo, mirarlo tanto, decirle que se ha tardado mucho y aún así que me espere todavía un poquito más. Es que tengo miedo.

Es eso... un poco o mucho, tengo miedo porque cuando me enamoro aparece la mujer brillante que me habita, tengo miedo porque no sé que puede suceder, tengo miedo porque se que esa mujer brillante en mi es más valiente que mi dócil yo cotidiano. Cuando se juntan hay una danza en mis entrañas que necesita crear imágenes, sonidos, sensaciones... crear todo lo que no puede ser dicho en palabras, crear, crear. Manifestar.

Entonces mis símbolos y mi movimiento se enlazan para grabar contenidos que sean difícilmente borrados... unas palabras que no se ven... algunos pedidos que se sienten.

Con tanto deseo dentro tengo miedo de que todo se nuble, tengo miedo de sacar a la calle todas esas cosas que quiero compartir y encontrarme sola. Creo que es mejor estar sola aqui dentro que sola allá afuera. Creo. Por lo menos aquí puedo cuidar de mi y de los que lleguen.

Pero si salgo necesito que alguien de cuando en cuando me de una mirada amable, necesito que alguien me hable sabiendo que yo tengo cierta cadencia pausada algunos días y cierta velocidad pájara algunos otros, necesito que sepa que lloro, lloro mucho. No siempre lloro de tristeza, no se preocupen, lloro porque siento muy intenso y el sentir se me desborda. Lloro cuando algo me da mucha ternura, cuando rio a carcajadas, cuando me conecto. Si lloro en silencio entonces si podría haber algo seriamente feo. Necesito un compañero calmo.

Con esa calma que estoy tratando de cultivar, estoy arreglando mis espacios, porque siento que es tiempo y quiero estar lista. Quiero que mi voz este tan afinada como mis manos, que mis palabras tengan la fuerza de mis piernas. Quiero que la luz que tengo se vea en las paredes y espolvorear mis buenos deseos en cada plato de comida caliente que se sirva a la mesa.

No quiero parar de sentirme así, me gusta mucho.

Lo deseo mucho.

Necesito compartir, necesito que alguien también quiera hacerlo conmigo.

miércoles, 2 de noviembre de 2011