lunes, 23 de marzo de 2009

En mi cama

No podía dormir, sentada en mi cama te miraba envidiando tu sueño, tus ojos cerrados, tu respiración tranquila.

Me paré a tomar un té, era lo único pensaba en tomar en ese momento de estomago revuelto... todas las palabras, todos los besos, todos los recuerdos, todo de un sólo porrazo había hecho que más que mariposas en la panza pasara a tener dos millones de abejorros.

Puse a hervir el agua, regresé a la cama, tu volteaste y me abrazaste de lado como antes, con tu cabeza sobre la mia, con tus manos en mi pecho. Me sentí tan bien de tener esa tibia sensación en mi cuerpo. No pude evitar dormirme en blanco total, como si por primera vez en mucho tiempo descansara de verdad.

El ruido del hervidor me despertó, besé tus manos y las abriste, como si fueses un candado que se abre a besos, como si siempre hubieses conocido ese código secreto que me deja salir cuando lo pido con amor.

Camine hacia la cocina, me sentía aturdida, como si por momentos perdiera la visión y la noción de donde estaba. Saqué una taza, serví el agua caliente sobre el filtrante, eche dos cucharadas de azucar y mientras revolvía miraba el humo que salía de la taza pensado en que seguramente era la bruma, esa bruma que ves cuando empiezas a despertarte de un sueño; como esos sueños que tuve durante tanto tiempo.

Di un sorbo, me froté los ojos, te vi dormido sobre mi cama y caminé hacia ti.

Puse mi taza de té en el piso, me arrodillé sobre la cama y toque tu cabello con miedo, no por despertarte si no por pensar en que podía despertarme... pero no... estabas allí y yo miraba tus ojos, tus labios, tu barba crecida y tu cuerpo entre mis sábanas.

Acerqué mi rostro y casi sin tocarte olí tu espalda, como aquellas mañanas en que me levantaba para ir a trabajar y te despertaba para que me llevaras. Tu olor es un espectro que llena mi cuerpo, que me da ganas de morderte, besarte y abrazarte, que me mueve el vientre como para impulsarme a saltar.

En mi cama sentada con mi taza de té me di cuenta que ese sentimiento no se ha ido, es distinto, pero sigue dando vueltas tentandome a saltar al vacío. Sentada en mi cama, recé para que esta vez no me sienta morir en el camino, recé para no esperar más de lo que debo.

viernes, 13 de marzo de 2009

Sueño

Soñé que estaba defendiendo algo con un grupo de gente y tenía una espada. Veía a mi alrededor y habían más personas con sus respectivas espadas tambien, hablaban conmigo como si yo ya supiera que era lo que sucedía.

Esa espada es conocida para mi, es de un amigo al que no veo hace mucho, en el sueño yo sabía que el me la había regalado, pero no sabía en que condiciones.Yo desenvainaba la espada, la miraba por un rato, miraba la hoja, la empuñadura, miraba mis manos. A pesar de ser pesada podía manejarla, la miraba fijamente porque no la veía hace mucho tiempo, desde aquella vez que él me la enseñó.

Tuve miedo, pues reconocí que podía usarla, pero no recordaba como lo aprendí. Tuve miedo porque sabía que si la tenía era porque había prometido cumplir con algo, "Si tan sólo recordara qué es lo que es" pensé.

Me había regalado algo para defenderme, pero... ¿con que se defenderá él?

Estaba lista para pelear al lado de gente que parecía conocer, todos llevabamos las espadas en la espalda junto con unas mochilas negras.

Estábamos en una fortaleza donde había sol, sólo esperabamos el momento.

jueves, 12 de marzo de 2009

Hoy soy la mitad de Mi

De Roberto Gomez Bolaños

Hoy soy la mitad de mí
la mitad de mis entrañas
y mitad de las hazañas
que alguna vez emprendí.
Mitad de lo que antes fui.

Peregrino que se quedaa mitad de la vereda.
Candor de media poesia.
Calor de media bujía.
Valor de media moneda.

Mitad de los halagueños
proyectos que he forjado
y mitad de lo soñadoa la mitad de los sueños.

Soy mitad de los pequeños
residuos de mis ofrendas.
Inquilino sin prebendas
con la mitad de un hogar
que no tiene a quien contar
la mitad de sus leyendas.

Hoy soy la mitad de mi.
Soy la mitad de mis venas,
y soy la mitad apenas
de lo que hace tiempo fui.

La mitad de mi reproche
es la mitad del derroche
de lo que a medias tenía.
Jornada de medio día.
Descanso de media noche.

Hoy, la mitad de mi suerte
es una mitad perdida,
y la mitad de mi vida
es la mitad de mi muerte.

El destino me convierte
en fulgor de media estrella;
licor de media botellaa mitad de un frenesí.

Hoy soy la mitad de mi porque hoy me falta ella.

lunes, 2 de marzo de 2009

Old Date II

Habían pasado varios días desde aquella salida con el tío que conocí en la exposición de arte, pero desde aquel día entre las pinturas me había quedado una duda: ¿Porque mi amiga lo miraba así?.


No le gustaba, ya se lo había preguntado, sólo me dijo que ella creía conocerlo de algún lado; hasta que un día conversando me lo dijo: Ya se de donde lo conozco, el no se debe acordar porque yo era muy chiquita, pero creo que trabajaba con mi mamá. Mi reacción instantánea fue la obvia pregunta: ¿Tu mamá?; si, vamos a preguntarle.

Ipso facto llamó a su alegre progenitora y empezó a indagar, le dio nombre, apellido y descripción física, para que luego su mamá respondiera: Ah!!! Si!!.. ¡Ya me acordé! Claro, trabajaba conmigo, bueno... si estamos hablando del mismo. Fue allí que empezó la descripción (que más parecía una hoja de vida): Trabajaba conmigo en Coca Cola, era casado pero se divorció, no se bien porque pero todo mundo decía que su mujer le saco la vuelta pues el viajaba mucho, desde ahí no se le volvió a ver con nadie serio... un soltero empedernido.

Nosotras escuchábamos atentas como si estuviésemos escuchando una radio novela irrepetible, ella nos contaba la historia y nosotras nos mirábamos como pensando: ¿Estaremos hablando de la misma persona?, para luego preguntar: ¿qué edad tiene? Bueno, yo recuerdo que tenía como 3 años más que yo. Nos miramos en silencio, no sabíamos si reírnos o preocuparnos o qué... Su mama tiene 50.

Cincuenta y tres años, WoW! yo pensé que tenía máximo 40... nunca más de eso y bueno, 40 me parece razonable para mis 27 años... o me parecía, la verdad en ese momento todo era un poco incierto.

Como dije anteriormente, yo había decidido salir con el nuevamente si es que me volvía a llamar, pues a pesar de no convencerme del todo, la primera salida había sido entretenida; pero nunca tanto como llamarlo e invitarlo yo. Igual no se me salía de la cabeza; ¿53? La verdad me parecía imposible. No había otra forma de saber más que preguntándole, en el caso hipotético de que me llame y salgamos. Y así pasó, el tío volvió a la carga.


Había tenido un día horrible; en ese momento extrañaba horrores tener roomates para poder sentarme a conversar al llegar a casa. Y si llamo a la rubia? - pensé, No... esta en clases. ¿A quien llamo?... Ring! Si... era él, preguntándome si quería ir al cine.
- ¡Si! - Respondí mas eufóricamente de lo que debería. (Un error... pareció que estaba afanadaza y la verdad es que yo sólo quería conversar con quien sea)
- ¿Si? - Respondió a manera de pregunta maliciosa.
- Aja, ¿a que hora nos encontramos? - bajándole a la emoción.
- No te preocupes, yo te paso a recoger - haciéndose el galante.
- OK, nos vemos entonces. - tratando inútilmente de neutralizar la euforia anterior.

Me puse bien webera: cafarena de algodón negro, jeans, zapatillas verde militar y el pelo en una cola, a ver si así le bajaba el tono a la "emoción" de mi respuesta telefónica. Como antes, me llamó para avisarme que ya estaba abajo.

Cuando lo vi sus ínfulas de winner ya eran demasiadas, me arrepentí de haberle dicho que si, pero ya que chucha... ya estaba allí lista para ir, cancelar en ese momento era una ridiculez; además, ¿que de malo podía pasar?

Nos fuimos al cine, compramos las entradas para la película en 3D y empezamos a hacer un poco de hora antes de que empezara la película, yo me reía sola de unos chicos que estaban cerca:
- ¿De que te ríes?
- De esos chicos, están en otra totalmente y me da risa porque creen que pasan caletas.
- ¿Por qué?
- Porque están stonasos haciendo webadas y me da risa.
- Ah! osea que tu la conoces... bien ahh....

Yo lo miré y sonreí pensando en silencio: Looser (cantándolo un poquito)
- ¿Y que tal tu día?
- Mmmm... ahí no más, muchas cosas para hacer a la vez, pero bueno riéndome con mi amigo el chef, que molestaba diciendo que ya va a dejar de mandarme cosas porque dice que como mucho...
- No... ¡pero tu no estas tan gorda! - Dijo él mientras apretaba sus manos contra mi cintura.


Me quedé quieta en el pasillo mirándolo a los ojos con cara de "Eres un desatinado", bajé la mirada a sus manos, lo volví a mirar. Él dejó de tocarme, dio un paso hacia atrás y yo con una media sonrisa le dije:
- Para comenzar, no estoy gorda. (Lo pueden asegurar mi 1.66mt y mis escuálidos 54kg), segundo, no tengo problemas con mi peso y estoy bastante contenta con como me veo, tercero: al que no le gusta, que no me mire, es simple.

Tal vez fui un poco agresiva, no lo sé, pero en 1º lugar me pareció muy desubicada su respuesta y 2º ¿que le hizo pensar que podía tocarme y apretujarme así?.

- No te piques, no te piques... jajaja - Me decía medio riéndose.
- No me pico, pero es mejor que quede claro.
- Claro... pero igual tu estas muy bien...
- Gracias, lo sé - Le dije en tono burlón.

Entramos a la sala hablando de ya no se qué, nos dieron los lentes 3D, buscamos un sitio donde ver todo bien y nos sentamos a esperar a que empiece la película.

Ya viendo la película, todo estaba entretenido, había poca gente así que podía poner los pies donde quisiera y moverme como una niña en mi asiento mientras alucinaba a los dinosaurios en tercera dimensión. El aire acondicionado de la sala estaba algo frío, así que froté un poco mis manos; no tenía visión periférica por los lentes 3d y grande fue mi sorpresa al sentir que una manos tibias tocaban las mías.

¡Nooooooooo!.... ¿¿¿De verdad me estaba frotando las manos???; volteé, lo miré con la ceja levantada y sin una palabra retiré mi mano de las suyas. Se rió un poco, siguió viendo la película y al rato puso su mano sobre mi pierna y yo me quería reir de tanta ridiculez. Nuevamente, volteé a mirarlo, me quité los lentes, miré mi pierna, volví a mirarlo a él, se rió nuevamente, quito su mano y siguió viendo la película como si nada. Quería mandarle un lapo por baboso. ¿De verdad creyó que yo le iba a atracar con su estrategia de Richi Cunningham? AH!..... verdad que tenía 50. Bueno, nunca se lo pregunté, ya no quería saber mas, sólo quería irme a mi casa.

La peli terminó, me invitó a comer algo, pero le dije que no tenía hambre... así que salimos camino a mi casa. En el camino "se equivocó" de entrada y tuvimos que regresar y agarrar nuevamente el camino a mi casa, mientras yo miraba las casas, los árboles y la gente tratando de inventarme alguna tontería para que no hable ni me pregunte nada. Sólo quería llegar a mi casa.
Una vez que llegamos, no quería que me acompañara a la puerta, así que me despedí rápidamente de dentro del auto y cuando estaba bajando discretamente acelerada, escucho que me dice: Pero espera... te acompaño...

Damn!

Caminó conmigo hasta la puerta y yo buscaba mis llaves para poder acabar con la salida de una vez.
-Bueno, gracias por la invitación.
- No te preocupes... ¿cuando nos vemos?
- Ah.. no sé... voy a estar un poco ocupada... coordinamos

Abrí la puerta, me estaba acercando para despedirme y meterme ipso facto y me dice:
- ¿Cuando me vas a presentar a tu gato? (Estoy pensando seriamente si con gato se refería a alguna metáfora de doble sentido... la cara que tenía era simplemente para correrse...)
- Tal vez algún día lo baje y lo miras, no le gusta mucho la calle... Bueno, que estés bien...
- Nos vemos pronto entonces...
- Ok! chau!

Cerré la puerta y esta vez no quise saber mas de él. No, no, no.

La siguiente semana me llamó el Jueves un par de veces, no le contesté y no pensaba contestarle nunca más; sin embargo no conté con lo insistente que podía ser. La siguiente semana a ese jueves me llamó 6 días seguidos a la hora del almuerzo y de la cena, ¡Seis días seguidos!. Nunca le contesté y me preguntaba ¿por qué seguía llamando?.

Luego de esos 6 días de intentos dejó de llamar y me sentí aliviada, pero no contaba con su astucia... Un día saliendo de clases, saqué mi celular para prenderlo y Oh! sorpresa! Su nombre centelleaba en la pantalla.

NOOOOOOOOOOOOOOO. No contestar! No contestar!

Me dejó un mensaje diciéndome: Valeria, contestame cuando te llamo, Chau.

FUEEEEERAAAA.

No contento con eso, me llamó 1 mes después de esa última llamada mientras yo hacía unas entregas del trabajo. UUF!!!! me asusté horrible!!! ¿Cómo alguien a quien no le has contestado en 2 meses piensa que ahora lo vas a hacer?

Miraba a todos lados pensando que me había visto en la calle, la más paranoica, mientras seguía haciendo la misma operación: No contestar. Si me vio en la calle, espero que haya visto claramente que no le quise contestar. Después de eso, no volvió a llamar. Menos mal.

Creo que unicamente como para saber, estuvo bien, pero ya más allá... lo siento... no estoy buscando un padre.