jueves, 18 de junio de 2009

Lo que yo quiero de un hombre

Lo que quiero, es bien simple... bueno, en concepto...

Lo que quiero de un hombre es una pregunta que tuve pospuesta mucho tiempo, en el momento en que me la planteé no necesitaba saberlo, mi mente estaba muy enredada entre el pasado, el presente y el arreglar el camino para el futuro y decidí aceptar que no sabía lo que quería.

Con la premisa de no saber lo que quería decidí tampoco juntarme con nadie, porque ¡Imaginese! ir por el mundo jodiendole la vida a cada incauto que se pegue alguito conmigo... que karma... así que may con todos pensé... no se lo que quiero, no quiero averiguarlo en este momento, no necesito saberlo just right now. May con las desiciones, it's me time.

Y así conseguí amigos hombres maravillosos con quien cagarme de risa... jaja... pero bueno... esto no tiene nada que ver con lo que quiero decir el día de hoy. Focus.

Entonces... hace un tiempo por fin sentí la necesidad de tener alguien cerca, lento... pero cerca... Por experiencia se que cuando uno no sabe bien que es lo que quiere, se busca lo que sea. MAY, I don't want trouble in advance.

Le dí un montón de vueltas y finalmente como suele pasar en mi aprendisaje en la vida, una persona me hizo recordar algo que yo ya había tenido en mi vida, dos sucesos que me llenaron el corazón en el momento, pero que ahora me sirven para saber que es lo que quiero de un hombre.

Era tan simple.

Hay dos hombres que ciertamente han marcado mi niñez: mi papá y mi padrino. Para no hacerla muy larga mi papá tenía muchos líos de adicciones en su vida y desde que tuve 2 años no lo volví a ver más; entonces me crié con mi padrino, quien hizo la función de padre a cabalidad en todo sentido que me pueda imaginar (o en el que haya aprendido que funciona).

Alrededor de los 16 años, mi vida familiar empezó a ponerse caótica por muchísimas razones, entre ellas ver a mi papá en estado deplorable luego de muchísimos años y además que mi padrino empezara a tener problemas realmente serios con el estado y la justicia(los cuales debo aclarar es absolutamente libre de culpa), motivo por el cual tuvo que alejarse por completo de todos.

Así, ese año sucedieron 2 epidodios que ahora he recordado y comparado para descrubrir que es lo que quiero.

Episodio 1
Mi cumpleaños #16 como a las 3 de la tarde en el carro de mi mamá cerca al óvalo de higuereta.
Estábamos buscando algo para la reunión que iba a hacer esa noche con los 4 gatos que había invitado a casa , la verdad no tenía muchas ganas de celebrar ese año. Cuando nos estacionamos cerca a la panadería a la que íbamos mi mamá soltó un grito:
- ¡Ah! ¡me olvidé!
- ¿De que?
- Del regalo que te mandó el papo (Así le dice ella a mi papá)
- ¿Me mandó un regalo?
- Si, bueno... me lo encontré hace unos días y me dió una cajita para ti, dice que la tiene guardada desde el año pasado que cumpliste 15, pero nunca tuvo forma de entregártela.

Me entregó la caja, la abrí ipso facto y era un joyero musical en forma de corazón de color rosa con una bailarina que se movía al ritmo de la canción.

Mi mamá se bajó del carro para ir al cajero antes de ir a la panadería y yo miraba el joyero pensando en mi papá de una forma que nunca había hecho. Las lágrimas se me querían salir, no sé si de pena o de emoción, pero me las aguante como si de eso dependiera mi vida. Había prometido que no iba a volver a llorar por ningún hombre y en mi necedad no supe disernir el caso. Era la primera vez en 15 años de vida que sentía que mi papá se había preocupadopor mi, que había pensado en mi y no en él. Había guardado mi regalo durante un año completo... ¡Un año completo!.

Mi papá era un drogadicto completo, con todas las características de un desausiado para la sociedad, que haya resitido la tentación de vender esa cajita durante un año y esperar a encontrarse con mi mamá tenía que significar que de alguna forma se preocupaba por mi.

Cuando cumplí 15 creo que no pasó por la mente de nadie el que el quisera desearme feliz cumpleaños, yo pensé mucho en él, pero con un sentimiento de dolor y abandono que preferí obviar, pues tenía a mi padrino que se había encargado junto con mi mamá de que yo tuviera absolutamente todo lo que quería ese día y ciertamente lo tuve.

Yo pensé mucho en mi papá pero no puedo decir que lo extrañé, no tenía que extrañar, sólo lo pensaba como un vacío en mi vida. Mi familia (incluída la paterna) hizo como si el no existiera y todos celebramos juntos que yo cumplía 15. Él, donde quiera que haya estado, estaba pensando en mi. Saberlo un año despues, saber que hizo el intento por mi de alguna forma me puso un curita en el corazón.


Episodio 2



Mi padrino ya tenía seríos problemas y no lo veíamos lo seguido que estabamos acostumbrados, eso a mi me ponía triste en demasía, el siempre estaba atento a lo que yo necesitaba, siempre estaba a mi lado diciendo que el haría lo que sea por su princesa.

Su princesa estaba triste por no verlo y no podía culpar a nadie por eso.

No saber nada de él me hacía sentir como si hubiese perdido a mi padre de nuevo. ¡No es justo!¡No es justo que esto me pase dos veces en la vida! ¿Qué es lo que he hecho para merecer eso? Pensaba todos los días que quería contarle algo con lo que sólo se reiría él.

Pero él no se había ido y yo no había perdido nada. Durante cada evento importante de ese año el encontró la forma de comunicarse conmigo, me llamaba por teléfono, me recogía medio disfrazado del ballet para caminar un rato y conversar. El día del padre yo daba el discurso en la actuación, el apareció y se sentó en los asientos del fondo hasta que yo terminé, para luego pararse a aplaudir como hacía siempre en todas las exposiciones públicas en las que yo andaba metida (que debo decir, eran muchas).

Creo que la mejor de todas fue el día de mi confirmación, yo no había podido decirle que día me confirmaba, así que supuse que no iba a ir a verme, sin contar que era un evento demasiado público para que pudiera ir dados sus problemas.

Luego de que comulgué con mi tía Ana María, mi madrina, nos sentamos a esperar que la iglesia completa lo hiciera tambien. En ese momento vino mi padrino, me tocó la espalda, me abrazó y me dijo: "Yo no me olvidé de ti". Me dió un beso y se fue.

¡Que buen hombre es Luuuuuuucho! Decía mi tía mientras lloraba desconsoladamente, yo sólo sonreía y saltaba en mi asiento, mi tía ya estaba llorandolo suficiente por las dos... Sonreía porque una vez más fue mi super héroe... claro que es un buen hombre... es mi papi, pensé para mi (porque si, yo le digo así).
Recuerdo haber pesando ese día: Mmmm curioso... hoy confirmo creer en Dios y tambien confirmo que los milagros existen... creo que eso fue un regalo hiper genial para una chica que se ha sentido olvidada demasiadas veces.

Estos dos hombres de mi vida han marcado muchas de mis percepciones, y de alguna form también han hecho que me pregunte que es lo que quiero de otro de sus congéneres, creo ha sido mi padrino el que me ha dejado el camino más claro.

Yo valoro mucho el gesto de mi papá de conseguir el dinero para comprarme un regalo y además su gran fuerza de voluntad para no vender y fumarse el regalo. Creo que esa cajita es la mejor prueba de que algo le importaba en la vida y además era algo asi como el inicio del cambio que decidiría hacer con su vida el año siguiente.

Sin embargo, si tuviera que escoger entre mis dos ejemplos de vida favoritos escogería a mi padrino, no porque haya estado siempre conmigo, mi papá es un ejemplazo de lo que el valor en una persona puede hacer, si no porque moralmente mi padrino no tenía ninguna obligación conmigo.

El no era mi familia, no era mi sangre, yo no lo conocí hasta unos meses antes que me bautizaran (y me bautizaron a los 8 años...) El escogió hacer todas esas cosas por mi porque consideró que era lo correcto a hacer, pues al caer las gotas de agua en mi frente en la iglesia el prometió cuidar de mi "como si fuese mi padre si es que este me hiciera falta" y aunque el no es ni remotamente católico, lo hizo sin chistar.

Me llevó a pasear los domingos, me cargo en su espalda cada vez que yo me trepaba, me ayudó con la tarea, me acompañó a mis ensayos de ballet, me defendío de mi mamá, me regalo florcitas y me explicó cosas que yo necesitaba entender. El decía algo y en la medida de lo posible lo cumplía, sus "No se hijita, pero te prometo averiguar" a mis preguntas raras me dejaban con una tranquilidad increíble.

No quiero hacer parecer menos a mi papá porque sus circunstancias eran totalmente distintas, lo que quiero decir aquí es que es fácil decir de lejos "tu me importas, yo pienso en ti", es mucho más dificil poner esa frase en práctica, porque puede que todo eso pase por la mente de una persona y realmente lo sienta, pero si eso no va acompañado de acciones es como si nunca hubiese existido, me atrevo a decir a que es casi hipocresía... y como dice el dicho: "De buenas intenciones esta construido el infierno".

Creo que el amor muchas veces amerita "hacer sacrificios" que pueden sentirse hasta casí imposibles, pero tambien me he dado cuenta que más sacrificase es tener la voluntad de apostar por la(s) persona(s) que quieres y es (son) importante(s) para ti.
Yo no voy a sacrificar mi vida en nombre del amor, porque considero que el amor se comparte y se trabaja, no se usa como término intangible.

Yo no espero que nadie deje su vida en stand by por estar conmigo, no espero que nadie deje de vivir por mi, pero si espero que el hombre con el que este tenga los pantalones suficientes para apostar por mi, por todo lo que el "nosotros" significa y trabajar, trabajar juntos.

Eso es lo que quiero de un hombre, quiero que no sea puras buenas intenciones, quiero que sea consecuente con sus palabras, que sea lo suficientemente valiente para intentar y lo suficientemente humilde para aceptar que no siempre las condiciones son las mejores, pero siempre se puede encontrar una forma de seguir juntos si es que realmente en algo le importa el "nosotros".

Eso es lo que quiero.
Amén.



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