viernes, 13 de mayo de 2011

La quincena feliz

Cuando llega la quincena siento una alegría mesclada con alivio bien graciosa, siento como si hubiera estado corriendo una carrera y por fin me tocó llegar a una posta. Cuando andas ajustada de plata la quincena es un día muy esperado.


Cada que llega y abro mi cuenta me siento un poquito emocionada, me imagino como la cucarachita martina contando sus monedas... Qué me compraré... Qué me compraré... Luego me acuerdo que a la cucarachita se le murio el marido en la olla y se lo comieron todos... jajaja... nunca entendí la moraleja de ese cuento, termina malaso... Así que me salgo de ese cuento y empiezo a ver que cuales son mis obligaciones del mes.

Luego de doce días de andar por las calles pensando en estirar el dinero por fin llega la quincena salvadora. Digo doce porque el día  de pago y los dos días siguientes ando muy tranquila porque tengo dinero en mi cuenta, son más so menos 3 días lo que demoro en distribuirlo todo para luego quedarme sólo con lo que necesito. Entonces, soy monetariamente feliz por más o menos 6 días, cada una de sus horas.

Me peleo mucho con el dinero... Ahora gano más, no gano poco, igual no me alcanza... me siento un poco consumista. Sólo un poco.

En verdad soy consumista casi cero, no me compró ropa todos los meses (en verdad casi no lo hago y me cuesta mucho), muero por comprarme unos cuantos pares de botas que he visto y no lo hago porque las que tengo en verdad todavía son usables (y porque siempre me compro botas caras, no por el precio si no porque a esta caminante le duran más ), toda la comida que compro me la como, cuando algo se va a malograr pronto me invento algún platillo delicioso que no me haga pensar que lo estoy preparando porque algo se va a desperdiciar. A mi gato si le compro juguetitos porque me gusta ver como los persigue.

Camino a todos los lados posibles, soy muy afortunada de vivir, trabajar y estudiar en el mismo distrito,
estoy esperando que llegue Julio para recibir mi grati e ir a casa de mi mamá para llevarme a arreglar la bicicleta que tiene guardada.

Cuando no estoy caminando ando en bus, no mucho en combi, me gustan los nuevos buses que hay en Lima porque me hacen acordar a los buses de las grandes ciudades en donde he estado (unas cuantas no más), me gusta pensar que mi ciudad se esta convirtiendo en una gran ciudad. A veces subo a los buses y siento que la gente me mira, no se si es porque estoy muy arreglada o porque mi ser es un poco acelerado, a veces tambien me imagino que es porque soy muy bonita, a veces también pienso que mi "urbanidad" es un poco distinta a la de mis compañeros de asiento. Se siente más bonito saber que es el tránsporte más económico que puedo pagar, me alivia ver mi monedero con muchas monedas.

Cada que salgo del trabajo y me voy a clases, abro el monedero amarillo que me regaló Marita y deseo con mucha fuerza que pronto pueda dejar de tener deudas, saco cuentas mentales de los pagos, no se cómo hay gente que le debe a todos y duermen tranquilos. Yo sólo pienso que tengo que cumplir, cumplir, cumplir.

Este último mes me llegó una tranquilidad poco usual, creo que el frenón corporal que tuve me obligó a repensar muchas cosas y bueno, he llegado a la idea de que bueno.. haré mi mejor esfuerzo y nada más. Igual les voy a pagar a todos, mi conciencia no me permite olvidarme de mis deudas.

No sé porque creo que algo va a suceder pronto y podré disfrutar de la totalida de mi dinero, aunque ese es mi deseo todas las quincenas. Ojalá que si, así podré verdaderamente hacer planes para comprarme algo lindo.

Hoy me pagaron con anticipación, parece que voy a tener un buen fin de semana.

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