martes, 24 de abril de 2007

Close... not too close...

Tener una conversación con el sexo opuesto puede ser, a veces, una de las cosas más reconfortantes de la vida, por lo menos, para mi heterosexual forma de pensar. Puedes enterarte de cosas extrañisimas, cosas en las que coinciden en todo sentido (a pesar de que uno no lo diga abiertamente), algunas otras que son morbosamente graciosas y están las que por un microsegundo pueden conectarte y hacer de la otra persona alguien especial en tu vida.

Personalmente, debo decir que tengo muchos buenos amigos; cada uno interesante a su manera pero sin ninguna connotación mayor a la de un amigo, si entienden lo que quiero decir. Todos son especialísimos... el que tiene los pies en la tierra, el místico, el fuertecito con el que puedes salir y hacer que la gente alucine pero con quien NO PASA NADA, el que te hace reir, el que te dice las cosas como son, el que tiene las palabras justas. Yo los quiero a todos, pero no quiero a ninguno para los fines cuerpo-alma de rigor; son extrañamente necesarios e innesesarios a la vez. I want you close... but not that close...

No es que en mi imaginación no vuele en varios aspectos poco decentes... en realidad, eso podria pasarme la mitad del dia si es que presto la suficiente atención, pero ESO se convierte en un problema cuando te das cuenta que no existe nadie con quien quedar en la indecencia. Y no es que no se pueda o que no haya alguien, es que ninguno PONE.

¿Cómo es que se llega a un punto en que pueden haber tantos amigos boy scout, pero no te ilusiona que ninguno te haga alguna demostración de nudo? Ni si quiera como para propia supervivencia.

Hay algo en mi cerebro que hizo click y se paso a modus celibatus; lo peor de todo es que yo nunca creí en esa opción. Estoy procesando esa opción todos los dias, porque no es que me mantenga muy feliz, pero tampoco es que me provoque otra.

No digo que este nuevo modo me moleste, pero no era a lo que yo estaba acostumbrada en los últimos tiempo... sobre todo en los últimos. Estoy como en una especie de limbo asexual, en donde el deseo esta por todos lados, como pegado en las paredes; sin embargo eso no significa que se plasme de alguna manera, todo está allí, pero hay una desconexion entre el deseo y la acción.

Y creo que allí esta el dilema, si acciono... colapso... Y eso yo lo sé muy bien. Hay algo en mi que se esta reconstruyendo, no se bien que es, pero me mantiene en éste modo tan ambiguo.

No se como tomarlo. Tal vez dejar que siga su curso sin saber sea lo que necesito.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Despintada la pantalla del crayón me encuentro con este relato. Creo que todos pasamos por un momento, como tú lo llamas tan singularmente, modus celibatus, me encanta la frase. Bonita prosa V. ágil y sincera.