lunes, 23 de febrero de 2009

Las lágrimas de mi rubia


No sé que puedo hacer más que sentarme a tu lado y secar tus lágrimas, no es algo que habría deseado hacer, pero que hago con mucho amor tratándose de ti. Mi rubia hermosa, yo me siento contigo hasta que no necesites llorar más.

Yo se que a veces en la vida las cosas parecen muy injustas y sin sentido, pero quiero pensar que con el tiempo esas lágrimas no serán otra cosa que el agua que limpia y te deja como nueva.

Llevamos casi la vida completa juntas, quien diría que en una carpeta encontraría a una niña que me acompañaría toda la vida, que se íria en su momento para volver a encontrarnos justo en el momento que un par de hijos de puta estaban a punto de romper nuestro buen y crédulo corazón. Que bueno haberte encontrado nuevamente y saber que sigues siendo la niña de buen corazón con la que jugaba en el vacacional.

Si hay algo que he aprendido es que la tempestad pasa y aunque ahora sientas que todos tus deseos se hunden, pronto verás que esa barquita fragil en la que crees que estas no era otra cosa que un fortín lleno de herramientas, pronto llegarás a buen puerto, estarás preparada y serás grande.

Por mientras que la lluvia corra y que truene la noche, pues verás que lo importante no era sobrevivir, si no saber que puedes hacerlo y empezar de nuevo.

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