martes, 30 de octubre de 2007

Long Dream

La madrugada del viernes tuve un sueño largísimo e interesante, pero sin fin... creo que empezaré a inventarme finales porque esto no puede quedar así!!! A veces siento que en vez de dormir vivo una vida paralela....

Soñe que iba caminando por la calle, calmada pero escondiendome de algo; igual iba por calles con mucha gente, como si fuera un gran mercado pero en algún otro país que no conosco. Había sol pero no calentaba e iba con una gorra, una casaca y debajo una chompa larga azul y lentes oscuros. Estaba buscando una dirección, una casa que yo parecía conocer de algún otro tiempo, pero con tanta gente no podía reconocerlo.

Por fin encontre el lugar y me abríó la puerta una mujer como de 35 años, con el cabello rubio cenizo amarrado en una cola y con un delantal de cocina. Me abrazo e invitó a pasar a su departamento; que tenía una sala pequeña en el primer piso, pero no muchas cosas más. Todo estaba en el segundo piso en un solo ambiente la sala comedor y cocina, más al fondo estaban los cuartos. Parecíamos conocernos de mucho tiempo, luego de que me recibiera, subimos al segundo piso y mientras ella cocinaba yo me iba quitando la ropa y me metía a cambiarme a uno de los cuartos. ¡Me sentía exhausta! Solo quería bañarme y descansar; no dejaba de pensar mientras hablaba con ella en que bueno haber llegado a la hora de la comida para así poder comer con alguien conocido.

Ella me decía que lo había visto unas semanas atras, rondando el lugar sin mayor desparpajo, que incluso la había saludado, pero que en los últimos dias desapareció. -Me segurirá buscnado aquí?- Le pregunte
-No creo - me dijo- hace dias que se fue, pero cuidado que parece conocer los lugares que tienes que seguir.
Seguimos hablando, pero mientras ella me contaba los nuevos sucesos yo pensaba: ¿Cómo podría saberlos? ¿Quien podría haberselos dicho? Yo solo quería encontrar de una buena vez la forma de no ser yo a quien buscaban, ¿Porque esto que llevo conmigo tiene que ser tan bueno y tan malo a la vez? Ojalá nunca nadie se hubiese dado cuenta, así podría ayudar sin ser perseguida, pensé para mi.

En ese momento, volví a ver la puerta de entrada al departamento... ésta se abría y entraba un hombre como de 45 años, delgado, de cabello claro, algunas arrugas profundas y piel quemada por el sol; solo se metió, era como si no necesitara permiso para entrar. Subió las escaleras y saludo tranquilamente. Mi amiga lo saludó con preocupación y empezaron a hablar. En ese instante, yo salia del cuarto sin zapatos, vestida solo con la chompa larga que traía en un inicio. Lo ví y pensé ¡Maldita sea! ¡me encontró!; lo saludé y empezamos a conversar, pero todo era muy tenso. El se paseaba por el departamento como si fuese su casa, lentamente examinando todo, buscando encontrar algo además de mi, algo que yo no sabía que era.

Los tres seguíamos en esta tensa conversación, ni si quiera recuerdo bien que decía; mientras el se metía al cuarto yo miré a mi amiga y le hice seña de que me iba, ella asintió con la cabeza. Me miré, pense en mis zapatos, no tenía tiempo para recuperarlos, si entraba a buscarlos tal vez no tendría otra oportunidad de estar fuera de su vista y poder escapar; solo tenía puesta esa chompa azul... Bueno, tendrán que pensar que es un vestido, pense mientras iba bajando rapidamente las escaleras y continuaba hablando en voz alta. Le pregunté algo largo de contestar, cuando el empezo a hablar abrí la puerta y salí corriendo. Luego de eso, sólo sé que corrí muchísimo.

Aparecí en un lugar cerca a un acantilado que daba al mar, donde tambien habían muchos vendedores, kioskos en la calle con banderitas. Llevaba puesta la misma chompa, pero había conseguido unos jeans y zapatos. Caminaba buscando a alguien entre la gente, hasta que vi muchas personas hablando alrededor de algo. Me fuí acercando y le pregunte a alguien que pasaba:

-Hay un frasco vacío que se mueve solo, nadie sabe como o de quien es - me contestó.
Empecé a meterme entre la gente y vi el frasco, dentro de este veía una figura fantasmal; me acerqué más y para mi tristeza veía a una amiga mía, no la mujer del departamento si no otra. Me quedé pasmada mirándola, ella me veía desde dentro del frasco y me gritaba que la ayude, pensaba en la tristeza de no poder hacerlo.

Derrepente un chico me miró y dijo:
-Te habla a ti!
Yo volteé espantada y le dije
-¿puedes verla?
-Claro, pero no dije nada porque nadie más la ve, ¡pero tu lo haces! ¡Te habla a ti!
En ese momento sentí un alivio inmenso, alguien más podía verla, alguien más podía salvarla; por alguna razón yo no podía ni tocarla, sabía que si lo hacía me descubrirían.

En ese momento apareció una pareja de amigos, me tomaron de la mano para sacarme de esa multitud. Mientras salía, el chico con el que estaba hablando me miraba sin entender que pasaba. Yo paré un momento y le dije:
-Tu puedes ayudarla, sólo acercate y sabrás que hacer. Recuerda lo que puedes ver, no lo olvides, no tengas miedo, no lo cuentes.
La pareja que me encontró, volvió a tirarme de la mano y esta vez, me sacaron de entre toda la gente.

Caminamos mucho hasta encontrar un sitio más alejado y con menos gente; nos sentamos en una banca de cemento larguísima y con una baranda al filo del acantilado; ellos sacaron un montón de hojas, parecían copias de revistas, me las dieron y dijeron:
-Encontramos como, pero todavía no podemos armarlo, tal vez tu puedas.
Yo empece a ojear los papeles y pensaba: ¿Es esto? !parece tan simple!
Entonces fue que llegaron gritando varios chicos:
-¡Está cerca! ¡Tienen que irse!
Uno de ellos tropezo y me empujo, yo solté los papeles que tenía en las manos y estos cayeron al filo del acantilado. Las caras de horror fueron unánimes.

¡No podía irme sin esos papeles! Así que me agarre fuerte de la banca y me estiré cabeza abajo para poder recuperarlos mientras todos gritaban que teníamos que irnos. Justo cuando empezaba a acercarme a donde estaban los papeles empezó a soplar el viento, todos gritaron, muchas de las hojas empezaron a caer a otros niveles del acantilado. Ya no había tiempo teníamos que irnos.

Corrímos hasta llegar a un colegio, el mio a decir verdad, entramos por la puerta de atras, subimos hasta el tercer piso y nos sentamos a descansar. Todos emepzaron a hablar a la vez:
-¡Estábamos tan cerca!
-¿Como vamos a recuperarlos?
-Es imposible, no habían copias.
-Por lo menos aquí estaremos seguros por un tiempo. Demorá mucho que puedan leerte a través de la barrera.

Seguimos caminando por el tercer piso, veía los salones llenos de niños que me miraban y creía conocer, con la mirada parecían decir gracias a ti estamos en peligro, aún así no importa, no quisieramos estar en tu pellejo. Me daba pena ver esas expresiones, yo tambien fui una niña sentada en esas mismas carpetas, quien iba a decir que esa niña llevaría consigo eso que todos buscaban tener de su lado. Me senté en el piso, respire profundo volteé a decirle a alguien:
-No sé si pueda seguir con esto, quiero decir, sé que puedo, se que lo haré, pero no sé como... estoy cansada de seguir solo siguiendo mi instinto y teniendo fe.
Ella me miró, sonrió y puso su mano en mi hombro como diciendome:
-No te preocupues, estamos contigo.

En ese momento en empezó a sonar una alarma y todos emepzaron a correr, voltee a ver hacia el patio y me di cuenta de que el colegio estaba protegido como por una luz amarilla, como un campo de fuerza, pero este empezaba a desvanecerce. Ella me tomo de la mano y me dijo: por aquí, mientras me llevaba a un extremo del colegio donde había una puerta que no conocía, allí me recibió una profesora que me dijo, no te preocupes, hasta que puedan encontrar este portal tu ya estarás lejos. Mire desde la puerta y veía un pasadiso amarillo-mostaza desde donde se podía ver otra construcción, al lado de la puerta había una ventana, miré por ella y no vi más que la calle de siempre, volví a ver por la puerta y veía ese pasadizo que continuaba en un puente plateado que llevaba hacia otros edificios. Miré la ventana, mire el portal y pensé:
-Ya debería haberme acostumbrado a estas cosas, lo imposible siempre es posible.

Fue entonces que la chica que me acompañaba saltó y me dijo:
-¡Los túneles!
-¿Qué túneles?- le contesté
-Los del acantilado, tal vez pueda recuperar lo que hemos perdido.
-Pero... el portal, ¿como vas a alcanzarme?
- No te preocupes, llegaré. Tu vete pronto, no aguantarán mucho tiempo.

La abracé y despeine un poco su cabello corto.
- Nos vemos pronto- le dije.
Ella se fue corriendo, yo entre por el portal y éste se cerró detrás de mi, caminé por ese puente plateado mientras veía el sol caer frente a mis ojos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No despegué los ojos de tu cuento. Que mundo interno tan grande tienes Valeria, solo de este modo se entiende la cantidad de detalles y tramas en la historia de tu ensueño. Pensé en todo momento en el cuento de Cortazar "Casa Tomada": las emociones que surgian, la huida, la persecución misteriosa... Como siempre me quedo con una de tus logradas frases "Lo imposible, siempre es posible"... 8 (Que divertido es ser anonimo, aunque no del todo jeje)