jueves, 30 de abril de 2009

Necesito ideas nuevas

Estoy cansada de escribir tanta cosa corta venas muestra corazón, no es que no me guste, es que simplemente quiero explorar otros temas y ver si puedo hacerlo de la misma manera, de corazón, pero sin tanta melancolía y un poco más de gracia.

Asi que si alguien pasa por aquí estos días, estaré muy agradecida si es que me dejan alguna sugerencia, frase, palabra, imagen, jueguito, soplo o polvo de estrellas... lo que se les ocurra para empezar una historia.

Necesito expandir mi creatividad, que siento... esta un poco estancada ultimamente.

Gracias al que lea, gracias al que responda.

lunes, 27 de abril de 2009

Mi impaciente paciencia

Yo no se porque me jodo tanto pensando tantas cosas a la vez... como si fuera a resolverlas pensandolas una sobre otra, chancandolas en mi lista de pendientes, arrinconándolas en letras pequeñitas para que pueda entrar en el espacio-tiempo que tengo disponible.

Como diria Renzo C.: "Valeria, no puedes preocuparte en un sólo día por lo que va a pasar en los próximos dos años". Recuerda Valeria, recuerda. Respira... entra el aire... atrapa la ansiedad... se la lleva al exhalar... vuelve a respirar... todo queda limpio y lleno de luz. Respira. Visualiza.

Como me olvido de hacer eso todos los dias.

He descubierto que soy una mujer muy paciente, con un grado de tolerancia bastante notable, sin embargo, creo que que nadie sabe que para lograr eso tengo que pelearme con los 25 millones de ideas disfrazadas de sapos saltando en mi cabeza. ¡SAPOS! ¡eso es lo que son! Ideas babosas que revolotean apropiandose de las incipientes lagunas de mi mente; llega un momento en que son una plaga... ¡y las odio!.
Es entonces que me armo de valor (porque si, me dan miedo-asco los sapos) y busco alguna forma de exterminar sapo por sapo, porque ¡malditos! ¡No van a llenar mi mente con sus patas babosas! Uno a uno los voy sacando, repitiendome que no puedo manejarlo todo a la vez, que las personas no van a hacer lo que quiero solo porque lo quiero yo, que nadie puede leer mi mente, que existen procesos y tiempos para resolverlo todo, que mi tiempo y mis procesos no son los mismos que los de otros, que debo entender que cada uno resuelve que hacer con sus propios sapos de la forma que considere conveniente.

Y de nuevo regreso, más tranquila, más pausada y sin decir una palabra a nadie. Nunca nadie se da cuenta de todas las cosas que pasan por mi mente, pero ¡ay que me cuesta tanto!.

Mi paciencia esta llena de impaciencia, sabe esperar por el momento preciso, pero por mientras se la pasa preguntando ¿ya llegamos?¿ya llegamos?¿ya llegamos?¿ah?¿ah?¿ah?¿cuando?¿cuando?¿cuando?. Una pelea de siameses. Cuyo y sus manitos.

Y me digo a mi misma... callate, vete a dar una vuelta, respira, respira and let it go.

jueves, 23 de abril de 2009

Mr. Hyde

Nunca pensé que ese cuerpecito con cara de manso cordero escondiera un premeditado buscador de despechadas; lo cierto era que yo podía estar triste, pero nunca despechada.

Él era un amigo de hace mucho tiempo, con quien por coordinación o coincidencia, salimos una vez por año a algún bar a tomar algo y reírnos con la gente con quien nos habíamos reunido. Debo decir que siempre que nos habíamos juntado la había pasado muy bien, no en el sentido gilero, si no simplemente habían sido salidas divertidas.


Cuando conversé con él y quedamos para salir no pensé en nada más que en eso: Diversión para distraerme; y en ese momento realmente necesitaba despejar mi mente de cualquier asunto que implicara una pareja, que mejor que salir con él a webear.

Un año antes, habíamos coordinado igualmente una salida a algún bar, sólo que en aquella ocasión en mi camino se cruzó alguien con quien yo había deseado durante mucho tiempo tener algo más que un beso, así que bueno... los amigos siempre pueden ser cancelados cuando uno va en búsqueda de ese otro tipo de amor.

Lo llamé y le dije que iba a ir al bar ese con el chico de los besos, que dicho sea de paso, era amigo de Mr. Hyde también; en un inicio pareció que no le gustó mucho, para luego decir que no había problema pues otros amigos en común también estaban yendo. Finalmente, no fuimos al bar a darles el encuentro, pues bueno... teníamos cosas mas interesantes que descubrir.

Cómo había dicho antes, yo andaba triste, pues el chico de los besos ya no pasaba a besarme más; así que en esa época trataba por todos los medios de olvidar esos húmedos episodios, aunque sea por unas horas, que eso no me estaba sucediendo. A pesar de ser todos amigos en común, salí con el firme propósito de no mencionar al chico de los besos ni una sola vez y tan sólo concentrarme en mi y en lo que este amigo tenía para contar.

Estaba emocionada debo decir, no por verlo, si no porque hacía tiempo que me había auto recluido para pensar en lo que pasaba y por primera vez en muchos meses tenía algún deseo de salir. Pensé que estaba bien pues iba a conversar con alguien que me era algo familiar y a quien no consideraba faltoso para nada.

Mr. Hyde me recogió de casa, a la cual me acababa de mudar hace muy poco con unos amigos, lo hice pasar, se la mostré brevemente y nos fuimos a tomar una chela en algún bar cercano.

La conversación empezó bien, contándonos en que trabajábamos en ese momento, que habíamos hecho en todo ese tiempo que no nos habíamos visto; las chelas siguieron llegando hasta que nos aburrimos y decidimos irnos a otro bar; así que enrumbamos a Barranco y aterrizamos en La noche, en donde para suerte mía, había un concierto de covers de Oasis, así que mientras hablábamos y pedíamos cervezas más, yo iba cantando mientras el me preguntaba que quienes eran esos (Oh! sacrilegio musical... aunque sea por cultura general no?).

El problema en ambos sitios era que de alguna forma u otra el quería tocar el tema de mi ex besador; y yo simplemente no quería, pues era precisamente para eso que había salido, para no pensar en él. Pero ahí estaba incisivo Mr. Hyde, recordando viejas anécdotas comunes, salidas que ellos habían hecho en las que yo no estuve presente.

Por un momento me dejaba embelesar por las historias, me daba ternura conocer momentos de la vida de una persona a la que yo, hasta ese momento aún, amaba tanto; pero claro, llegaba un punto en que yo no quería seguir escuchando más, así que usaba la experiencia para cambiar la conversación hacia algo que yo había hecho sola y así poder desviar al conversación. Pero no, el la traía de vuelta a cada momento, cada vez un poco más pesada que la vez anterior, contándome detalles que no quería saber, entremesclándolos con otras cosas para que pareciera más amigable lo que decía.

Ya no se cuantas chelas habían caído en nuestra mesa, pero yo luego de cantar tanto tenía ganas de bailar y en La noche no se podía... así que decidimos cambiar de bar e irnos al Tizón y allí caímos, no sin previamente, tener que escuchar nuevas historias de mi ex, esta vez, historias que yo sabía eran definitivamente falsas, no sólo de él y si no de toda su escueta parentela.

¡Qué hijo de puta!- pensé, ¿para qué me dice esto? Yo no quería escucharlo, no sólo por no querer saber nada más del chico de los besos, si no porque las personas de las que Mr. Hyde hablaba eran personas a las que yo también había amado (y amaba) mucho. No sé por qué seguí escuchándolo, creo que sólo para convencerme de que realmente no estaba diciendo esa cantidad de sandeces.

Cuando por fin se fue callando y yo reaccioné de las cosas que el iba diciendo, le dije que yo nunca había tenido ningún roce con aquellas personas, que por el contrario siempre me habían tratado muy bien y que yo tenía muy buen recuerdo de ellos. Si eran así o no, a mi no me importaba, pues finalmente conmigo, ellos habían sido la amabilidad y el amor encarnados.

Se quedó en silencio un momento, como queriendo decir algo más, pero bueno... ya habíamos llegado al Tizón y me metí más rápido que volando a bailar, el compró una chela más y empezamos a bailar como si nada hubiese pasado, Yo quise hacer caso omiso a lo que había escuchado antes, quise pensar que fue la embriaguez que le había cruzado las ideas.

Eran como las 4am y ya todo cerraba; yo estaba aceleradasa y me hubiese quedado bailando 2 horas más, pero ya cerraban todo y no había donde sentarse a tomar una gota más de alcohol. ¡Pucha yo quería seguir chupando! me dijo, a lo que yo contesté: si quieres compramos unas chelas y la seguimos en mi casa.

Yo no pensé en el trasfondo que tenía mi proposición. Recontra ilusa.

Siendo completamente honestos yo sólo pensé: Hay que seguir cheleando, en mi casa se puede, vamos pues... eso fue todo; no pensé en que "vamos a mi casa" a cierta edad significa "duerme conmigo", menos aún cuando en toda la noche no habíamos tenido ni un roce de manos, ni un acercamiento, nada de nada... para mi, en mi cabeza con mucha chela encima "vamos a mi casa" significaba: "vamos a seguir cheleando". Creo que no hace falta decir que aceptó inmediatamente.

Al llegar a mi casa, pusimos las chelas en la mesa, me senté en otro mueble y me di cuenta que el trayecto en taxi a mi casa me había dado sueño. Pestañeé un poco, me froté los ojos y el ya estaba al lado de mi tocandome el cabello. Yo retrocedí medio cuerpo y le dije: ¿que pasa, estoy despeinada o que?, el se rió y me dijo: Si... mientras pasaba con suavidad su mano por mi mejilla con esa cara con sonrisa de "No te preocupes, soy amigable, no vamos a hacer nada que no quieras" que ponen los hombres cuando quieren acostarse con alguien (Y todas sabemos que es una estrategia muy usada cuando quieren hacer precisamente lo que ellos quieren).

Retrocedí la cara, mi incomodidad era obvia... no únicamente por la situación a la que me había auto expuesto, si no porque al tocarme tuve una sensación horrible, "manos de muerto, sin nada para dar" pensé. Creo que más que la situación fue eso lo que me molestó en realidad.

Las imágenes que tuve cuando me tocó fueron muy feas, debo decir que nunca nadie al tocarme me había dado esa sensación de vacío y malintencionado... no hace falta decir que ipso facto se paré para alejarme; sólo atiné a decirle: Tengo hambre, voy a prepararme algo, ¿tu quieres algo? y caminé hacia la cocina.

Mi reacción fue muy obvia, su cara y su molestia tan bien lo fueron. No, me contestó; yo me preparé un sandwich y me senté a comer mientras él trataba de esconder la cara de cojudo que tenía.

- Ya me voy, dijo el.
- ¡OK! Nos vemos... le dije abriéndole la puerta.

Cerré la puerta, suspiré, me embutí el sandwich, prometí no volver a salir con él nunca más.



martes, 21 de abril de 2009

Sol y las señales

El día que Sol se encontró con él volvió a convencerse de que lo imposible siempre es posible. Él estaba parado frente a su puerta esperándola, ella lo miró sintiendo que no era verdad lo que pasaba frente a sus ojos. Ahora si te volviste loca, pensó dudosa hasta que él se acercó a abrazarla.

Ella, como un maniquí inmóvil se dejó abrazar y volvió a mirarlo para asegurarse de que era cierto, había sido un día en el que ya no estaba segura de nada.
Sol siempre había creído que las señales del destino estaban por todos lados, pero cuando tuvo que cerrar un millón de historias al mismo tiempo pensó que había vivido engañada todo el tiempo.

Estoy viendo lo que quiero ver, se dijo Sol una y otra vez cuando caminaba por alguna calle al azar y veía signos que parecían respuestas a lo que ella venía pensando. Es una coincidencia, hay muchas personas con su nombre, es la edad en la que todo mundo viaja y aquella es la ciudad de moda, repetía cada vez que volvía a darse cuenta de que cuando ella pensaba en él y en alguna pregunta aparecía alguna respuesta. Un cartel, un carro, un desconocido que le daba una frase como si supiera lo que traía en la cabeza.

Las señales no existen, se repetía Sol todos los días que salía a la calle, cuando se levantaba, cuando escuchaba la radio, cuando iba a clases.

¡No existen!
¡No existen!
¡No existen!


Todos los días eran una negación a eso que ella soñaba y ya no creía posible.

Sol estaba desilusionada, a pesar de conocer bien las razones y entenderlas, no podía creer como la magia en su vida había desaparecido así de porrazo, con una sola persona; una sola persona había hecho que ella creyera en lo imposible y a su vez, también había hecho que pensara que todo había sido una mentira. He vivido tanto tiempo engañada, que pérdida de tiempo.

Sin embargo las frases, los sueños, las personas, los niños, las canciones, las bancas de los parques... todo seguía apareciendo cada vez que ella pensaba en él esperando que este bien, en que lo extrañaba tanto.

Un día se sentó a leer el periódico en el parque y no pudo evitar ponerse a llorar, ¿Qué hago sola en un parque que me recordará siempre a él?¿Por qué me empeño en recordarlo si sé que él ya no se acuerda de mí? Repetía para si una y otra vez mientras se escondía tras sus lentes y su periódico humedecido.

Por un momento perdió la noción de lo que pasaba a su alrededor, sólo decía en su mente lo mismo una y otra vez: "No existe, no existe, estas loca, esas cosas no existen"; pensaba que la repetición de esas frases iban a hacer que de alguna forma se convenciera de que no había ninguna señal. Mientras repetía su mantra incrédulo, las lágrimas caían y ella no se daba cuenta de nada más, sólo pensaba que tenía que ser realista.

En ese momento sintió una mano en su hombro, volteó a mirar y se asustó al ver que un desconocido le sonreía. Antes de que trate de escapar despavorida le ofreció un librito diciéndole: "Aquel que sembró con lágrimas, cosechará con alegría". El hombre volvió a sonreírle y siguió su camino.

Sol miró el librito, una Biblia. La gente religiosa siempre quiere ser misericordiosa con aquellos que no conoce, balbuceó mientras volvía a abrir su periódico. Al hacerlo, lo primero que vio fue una frase de un afiche de una película: "Y las señales estarán en el mundo para aquellos que quieran verlas". Cambió de inmediato de página, pero ya no quería leer más, no quería ni pensar en lo que iba a decir la siguiente página.

Dobló el periódico en dos y caminó hacia la estación de bus para ir a donde sea, cualquier sitio era bueno en ese momento. Cuando subió al bus empezó a llover a cántaros, "lluvia de verano", se dijo mientras veía por la ventana como las calles pasaban casi tan rápido como sus pensamientos. Sol sabía que las lluvias de verano eran cortas y ligeras, pero esta parecía no querer irse nunca.

Al lado suyo estaba un muchacho que no dejaba de mirarla; a pesar de sentirse irritada por su constante mirada decidió no hacerle caso. El bus paró en la siguiente estación y subió una niña a vender dulces, cuando pasó por su sitio ella se negó con la cabeza y volvió a mirar las gotas que se escurrían por la ventana.

Sintió que el muchacho del sitio de al lado se movía pero no se inmutó con dicho movimiento, sus ojos estaban clavados en las gotas de lluvia ennegrecida de la ventana. De pronto ¡Bum! Una mano delante de sus ojos.

Ella retrocedió la cabeza con incomodidad, ¿qué le pasa a la gente hoy? Parecían decir sus ojos cuando los levantó para mirar a la niña que le ofrecía un dulce.

- Tomé, se lo manda el señor de allá - dijo la niña señalando al muchacho que estaba por bajarse del bus.
- Gracias, no es necesario, dijo Sol en voz alta mirando al muchacho.
El muchacho la miró y sólo le dijo:
- Tómalo, la alegría llega y la lluvia siempre se va.

Acto seguido, bajó del bus con la niña en medio de la lluvia y Sol se quedó con un dulce en la mano sin saber que decir. Miraba el dulce, no se atrevía si quiera a ver que era, de que estaba hecho o si le provocaba comérselo, sólo sentía impotencia de no poder deshacerse de esos pensamientos.

"Las señales no existen"
"Las señales no existen"
"Las señales no existen"

¿O tal vez sí?

Un momento de desconcierto la invadió por unos segundos... ¿qué esta pasando?¿Algo o Alguien esta tratando de convencerme? Me estoy volviendo loca, ahora si me volví loca.

La lluvia seguía cayendo y parecía no menguar con los minutos; ¡Que lata! ¡Ahora voy a llegar empapada a mi casa! Ojalá dejase de llover... Fue ahí donde pensó que se probaría a si misma que las señales no existen, "Que pase la lluvia, si de verdad algo va a cambiar que pase la lluvia", pero la lluvia pareció caer más fuerte en ese segundo.

Ya vez loca, las señales no existen.

Cuando empezó a pararse de su asiento para bajar, la lluvia empezó a menguar, primero de a poquitos y luego de golpe. Sol bajó del bus, dio unos pasos con miedo, miró el camino hacía su casa y vio al fondo un arco iris. Le cayó una gota de lluvia clara en la mejilla, se rió, abrió el dulce, se lo metió entero a la boca y caminó sintiendo que pronto algo estaba por cambiar.

Tiró el periódico al primer basurero que encontró, se quitó los lentes, se puso los audífonos y empezó a cantar como si nadie la escuchara. Por primera vez en mucho tiempo sintió un brillo de ilusión inexplicable; ¿Qué importaba lo que fuera a pasar? Seguramente iba a ser algo maravilloso.

Cuando dio la vuelta a la última esquina antes de entrar a su casa, empezó a buscar las llaves en su maletín, nunca estaban donde creía ponerlas. Apenas las encontró levantó la mirada para abrir la puerta y allí estaba él mirándola. Ella no se movió, no parpadeó, no dijo nada hasta que él se acercó y la abrazó.

El bajó la cabeza sin dejar de mirarla, sin decir nada. Sol volteó, tocó su mejilla y le sonrió sacudiendo las llaves en su mano, abrió la puerta y nuevamente, lo invitó a entrar.






miércoles, 15 de abril de 2009

Cuando ya no recuerdes

Búscame cuando ya no recuerdes el amor, yo sé que si me tocas podrás sentir eso que para ti ya no tiene nombre.

Cuando la urgencia sea mucha y no puedas más seguir sin saber como era esa tibieza, no des vueltas en tierras lejanas, toma el camino de regreso a donde puedan cuidarte para nacer de nuevo.

Yo te regalaré una lucecita para que veas el camino y mientras camine a tu lado tomaré de tu mano hasta que puedas seguir.

Y si alguna vez rezas o crees en algo, pide que no me haya ido para no volver, porque debes saber que aunque te ame no habrá mirada atrás si he seguido mi camino.

Si me he ido no pierdas la fe en que alguna vez encontrarás un amor que te cuide. No seré yo, nunca seré yo; nunca serás tú. Tu y yo sólo sucede una vez en la vida.

Por eso hoy estoy sentada con ropa nueva en la misma calle; si me ves y no recuerdas el amor siéntate a mi lado en silencio.

Sonríe para saber que eres tú, no importa si tu ropa esta sucia o si tu cabello no es el mismo, sonríe y mirame para reconocer esa luz en tus ojos.

Yo sabré mirarte y te regalaré una sonrisa (Porque no tengo nada más que mis sonrisas), para así juntos abrir el camino al infinito.