martes, 28 de octubre de 2008

Old date I

Salí con un tío x, que conocí en una expo de pintura y digo tío porque era así, un tío con la edad suficiente para ser mi padre... aunque no tenía la cara la verdad, me sentí un poco engañada... jajaja ¿Cara de cuantos tenía? no sé como de 40, me pidió mi teléfono, se lo dí y ya pues, me llamó un día.


Me llamó varios días, no se... no tenía muchas ganas de contestarle; veía su nombre en el celular y pensaba ¡Manya, otra vez! y desviaba la llamada al buzón. El tío siguió llamando y luego de un par de días pensé que no perdía nada contestándole. Él me invitó a salir, le dije que no podía, que tenía una semana a full. Ok, te llamo después me dijo.


Y si, de llamó después... una, dos, tres veces, seguía sin ganas de contestarle; de verdad tenía la esperanza de que se aburriera y no me llamara más, pero bueno... a la cuarta vez ya me pareció faltoso no contestar, aún así al invitarme nuevamente le volví a decir que no, la verdad es que muy entusiasmada no estaba.


¿Qué tienes que perder? me dijo una amiga, sal con él y si no te gusta no sales más... Es un buen punto, pensé. Y volvió a llamar y yo continuaba sin querer contestarle y bueno, igual le contesté le dije que no podía pues estaba en el trabajo y creía que iba a salir tarde (lo cual era cierto), el me dijo que me llamaba más tarde para ver si terminaba y me pasaba a recoger.


Y así lo hizo, me llamó cual reloj apenas ponía un pie en la casa:
-Hola, y sigues trabajando?
-No... acabo de llegar a mi casa.
- Entonces... salimos, vamos a comer algo.
- Ok, pero dame unos 40 minutos que tengo que hacer unas cosas.
-No te preocupes, báñate y cámbiate tranquila.
- Eeehhh.... Ok.
- Te recojo y nos vemos.
- Ok, chau.

Odio cuando los hombres que no son tus novios oficiales te dicen esas dos frases juntas, fácil es idea mía, pero siento que al decirte "cámbiate" me quieren decir ponte bien para alucinarte y peor cuando dicen "báñate", que me hace pensar que quieren tenerme lista a su gusto por si es que les liga un sex date. Tal vez todo hubiese estado bien si es que me hubiese gustado con locura, pero este ciertamente no era el caso.


Y me cambié, me puse algo webero, me solté el cabello, me puse unas balerinas y cuando guardaba mis cosas en la cartera... ¡Ring! era él de nuevo... ya estoy bajando le contesté y él soltó una risa nerviosa.

Nos encontramos, me dio un abrazo como si nos conociéramos de toda la vida, subimos a su auto y fuimos en busca de un restaurante que nos gustara a los 2. La verdad es que a mi me gusta que escojan los restaurantes a los que voy y eso fue mas o menos lo que hizo él, preguntó que me gustaba y nos fuimos.

Luego de pasearnos por 2 distritos, terminamos en un sitio nuevo de comida orgánica muy lindo, la comida estuvo realmente deliciosa y la conversación estuvo bien, debo decir que la pasé bien conversando con este tío. Quien lo hubiera dicho... yo que iba con el prejuicio máximo. Lo poco que pude saber de el es que tenía un negocio propio (No se de qué), que estaba remodelando su casa y que tenia un pez que se llamaba Survey.


Sin embargo, casi toda nuestra conversación se vio interrumpida con llamadas de mi trabajo; era una semana complicada, no podía no contestarles. Fue allí que preguntó:
- ¿Siempre es así en tu trabajo?
- No, es sólo que tenemos una semana complicada y me da cargo de conciencia no ayudarlos.
- Que trabajadora...
- No sé... ellos también me ayudan a mi, pero digamos que esta es la razón por la que nunca me llevo el nextel a casa...
- ¿Que no?¡Uy! ¿Y ahora como voy a hacer para llamarte en las noches?
- Pues buena suerte...

Nos reímos y no pude evitar que pase por mi mente: ¿Qué le hace pensar que vamos a empezar a llamarnos en la noche? Segundo, yo nunca le dí el número del trabajo, así que la verdad no tendría que poder llamarme allí y tercero, yo estaba siendo bien pesada con él, yo no me llamaría de vuelta. Pero en fin... cuestión de gustos.

Me dejó en mi casa, me acompañó hasta la puerta y se puso en posición de gil Holliwoodense (léase con voz grave impostada):
- Entonces ya nos vemos...
- Ehh.. si.. conversamos... que estes muy bien.
- Tu también.
- Ok!, Chau!
Cerré la puerta y subí corriendo a mi casa como si el tío estuviese atrás de mi persiguiéndome, entre a mi casa y pensé que menos mal que se había terminado.


No se bien como explicar la sensación de ese momento, si bien es cierto me había divertido, tenía esta leve sensación de rechazo hacía él; fue una salida interesante por la conversación, el sitio y la situación, pero había algo que no me convencía del todo. Normalmente con otra persona y en una situación así hubiese pensado: ¡Mostro! ¡ojalá que salgamos de nuevo!; pero ahora era un: Estuvo bien... si me llama fácil salimos y si no pues bueno.


Al no entender bien que era lo que yo quería simplemente me fui por la vía de la costumbre: 1º salida interesante = 2º salida. La sensación estaba diciendome algo y sólo por esta vez, decidí no hacerle caso.

Necesidad de palabras

Tal vez tus palabras de despedida son necesarias o es sólo que yo me resisto a creer que luego de tu partida no tenías nada que decirme.

No puedo creerlo, nada... nada que decirme; ni adiós, ni olvidame, ni ya no puedo seguir hablando contigo, simplemente nada. Sólo silencio.

Se que el silencio es totalmente explícito, pero lo siento, mi cerebro necesita palabras, hay una brecha que no termino de llenar y que ya no es de tristeza, ni de te extraño, es simplemente la pregunta ¿de verdad no tuviste nada que decirme?¿nada? ¡UF! Siento que es como pretender abrir la ducha y que nada quede mojado, a mi punto de vista es simplemente antinatural, demente, dañino y opresivo. Es como guardar algo podrido y esperar que no estalle.

Con ese concepto acerca de tu silencio debo decir que entiendo que debo seguir adelante con lo que tengo; lo que tengo ahora es mucho mejor de lo que tenía antes. Esta cosquilleante sensación de satisfacción diaria es mucho mejor que los lánguidos momentos de alegría ofrecidos con tacañería por la vida que llevaba.


En mi caso, toda la putrefacción hizo ebullición, burbujeante se deslizó por cada sitio posible. Maloliente erosionó a esta contenedora que lo aprisionaba. Siento que en todo este tiempo he vomitado todo el gris que tenía encima, lo he vomitado en todo sentido imaginable. Grite preguntándome por qué me pasa esto a mi, lloré y lloré horas que parecían interminables hasta quedarme exhausta, sólo para volver a levantarme y seguir llorando, como una zombi, con ese olor a rancio que tal vez sólo yo sentía y que me hacía darme cuenta de ese mal que salía de mis poros, sin sabor, con el cerebro desorientado, sin vida. Caminé, troté y corrí hasta sudar horriblemente, hasta ser el rojo andando, hasta que el latido acelerado empujara cada gota de sudor fuera de mi esperando que este se llevara el virus abominable encarnado en mi cuerpo.

A pesar de saber que aquello inservible para hoy ya esta fuera de mi aún sigo sintiendo esta necesidad de palabras, tengo una necesidad inútil de palabras.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Un adiós tardío




Hace algún tiempo que escribí esto en un cuaderno, creo que lo he tenido guardado macerándose... esperando que tome forma. Hoy siento que es un buen día para postearlo y cerrar un ciclo autoimpuesto con fecha predeterminada por un suceso.


No hubo un momento explícito para decir todas las cosas que tenía guardadas para esta persona, pero un día saliendo de una clase simplemente fluyeron por mis manos tal y como quería decirlas, sin dolor, sin resentimiento, con el entendimiento y claridad que durante mucho tiempo me hizo falta. Hoy me queda claro que ni si quiera es un adiós para él, es una forma de cerrar mi propio círculo.


Ahí va.




En medio del parque, con el mar y las cometas, estoy por darle fin a esta historia. No es que ya no la desee, es que es momento de seguir adelante. Quisiera creer que todo este tiempo tambien pensaste en mi, pero la esperanza narcisa no me lleva a ningún lugar; por eso es momento de ponerle fin a esta historia.


Todo este tiempo he mantenido nuestra historia en un limbo, sin saber que hacer, sin saber si enterrarla, si sufrirla, si olvidarla, si llevarla conmigo para siempre, si odiarla... sin saber... pero sabiendo que algo tenía que hacer.


Hoy se que enterrarla, odiarla u olvidarla es imposible, sería como hacer todo eso conmigo misma, pero lo que si puedo hacer es dejarla ir. El amor entre dos personas solo sirve en el presente, sólo sirve en los breves segundos en que la respiración del otro esta cerca. En mi presente, yo respito para vivir, para renovarme, para mi.


No se si te dejo o me dejaste o nos dejamos, pero se que el pasado no regresará y aunque lo hiciera, en estos momentos no me serviría para nada. Se que el amor que me diste contruyó un lazo que me mantuvo unida durante la tempestad y eso vale más que una pena, mucho más que un adíos.


El amor que me diste llenó vacíos, curó heridas, abrió puertas, me mostró caminos inesperados, me enseñó a dar sólo por la alegría de hacerlo. Por eso no te espero, porque se que el amor que te di lo hice desde el mejor lado de mi corazón sin esperar que me lo devuelvas, no volverá a ser igual en ningun momento. Tu y yo nunca volveremos a ser los mismos de ese parque.


Ya se a que se refería esa vocecita cuando caminabamos por el parque camino a mi casa la primera vez que nos besamos... "No hay regreso Valeria, no hay regreso"... claro, mi amor se iría contigo, no regresaría nunca, soy yo la que tiene que sembrar uno nuevo con el que yo recibí; uno que no eres tú, pero que lleva lo mejor de mi en cada hoja. Se que tu tambien harás lo mismo cuando sea el momento, usted siempre será un guerrero protector, estoy segura de que la persona que escoja será muy feliz a su lado.


A pesar de ser una de las cosas que más quiero en la vida, renuncio. Me despido agradeciéndote por el tiempo, por el amor, por la paciencia, la dedicación, las palabras, el entendimiento, los buenos deseos. Me despido deseando que el camino que escogiste para ti sea el que te haga feliz en la vida, el que te lleve a crecer, el que muestre con humildad la maravillosa persona que eres.


Te agradesco por hacerme entender que es importante luchar por los sueños, por cuidarme, por mostrarme que el amor es posible cuando te comprometes a cuidarlo, por mostrarme que en el mundo si hay personas que se aman a pesar de todo y de todos, por hacerme sentir parte de una familia.


Te agradesco por haberme abierto el corazón, por haberme amado como lo hiciste, por haberme hecho entender que si puedo amar una persona, por creer en mi y mis mágicas historias, por contármelas, por verlas conmigo, por hacerme ver cosas que yo pensaba no eran importantes.


Cuanto me hubiese gustado decirte todo esto cara a cara, palabra por palabra, pero ambos sabemos que eso no va a suceder en un futuro cercano; por eso me despido con un abrazo a la distancia, estoy segura que de alguna manera podrás darte cuenta. Quiero decirte que siempre estuve escuchándolo todo, cada palabra, incluso aquellas que me hacian daño sin querer y a pesar de eso puedo decir que haberte conocido sólo me ha hecho crecer, me ayudaste a construir la persona que quiero ser.


Adios Sergio Emilio, fue un placer haberlo tenido en mi vida.